Estuve unos días con mi hermana en el
hospital para que le hicieran una operación de la cual ya está
recuperada ;).
A nadie nos gustan los hospitales pero a veces toca ir y quedarte allí prácticamente a vivir unos días.
Estar en camisón con el culete al aire, malito y al cuidado de los
demás hace que vuelvas a lo básico de la vida y al calor de lo humano.
Al cabo de unos días el pasillo del hospital puede llegar a ser un
pequeño patio de vecinos, donde unos ayudan a otros, se comparte todo y
se aprende de las historias de los demás.
La última noche jugamos al scrable. En estos sitios uno comprueba que
estar cerca, poder reir o tener una mano a la asirte si no puedes dormir, son la mejor de las medicinas.
Por fin alta médica.
ültimo dibujo desde la ventana de la habitación.
Las cigüeñas de Mérida nos despiden de la quinta planta del hospital.
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